Mi cuerpo es la ausencia de tu cuerpo.
Me miro al espejo y todo cuanto se refleja no es más que una negrura inmensa,
intento tocarme y descubro que mis manos ya no son mías
una especie de hueco irregular me ha devorado por completo.
Durante el día simplemente ya no existo
y en las noches sólo llego a ser sombra absurda de tu sombra
eco desprendido del hilo de tu voz
que a lo lejos rebota en ventanas equívocas.
En mi pecho retumba el tic-tac sin compás de un reloj desorbitado que ha perdido la noción de su tiempo.
Ahora todo lo que marca es distancia,
Indiferencia.
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