lunes, febrero 28

La noche convulsionada avanza
arrastrando sus espinas que son estrellas
que son llanto derramado en las sombras
duendes fúnebres que se beben y sacian en mi.

La niña lejana que un día fuí abandona
su cubo de inconciencia
se olvida de que ya no existe
se cree viva y dueña de lo que ya no soy
y no seré.

Me desgarra
se escapa
y con los restos de mi cuerpo desposeído
se hace una cuerda y cruza
al otro lado
donde los desaparecidos
retornan.

jueves, febrero 24

Algún dia
dejaré la puerta abierta
para que no tengas que tocar
antes de entrar.

Algún día
tiraré lo que ya no sirve
y te haré un espacio
que sea solo tuyo
aquí
en mi corazón.

Algún día...

Y tus manos
ya no temerán quemarme
ni tus ojos
ni tu boca

Y yo
me quitaré las ataduras
y seré mujer
gaviota
empezaré a sentir...

Todo esto y más
te prometo
algún día
pero no hoy
no todavía...

lunes, febrero 21

Ahora que has venido
voy a olvidarme de la lluvia que inunda mi cuerpo
seré toda montaña y bahía entregada al vaivén de tus deseos
seré seda que se destrenza camino abierto a mi templo

No habrá mas abismos tras las sombras
nos quedaremos solos bordados en un mismo lienzo
y en el silencio de mi espera hallarás tu cuna
y en la calma de tu llegada suavizaré mi furia

Esta noche
en el instante que a mi te abandones
entramaré de nuevo los hilos con que se moldean los sueños
y en el remanso de mi pecho modelaré los tuyos
sobre tus ojos vencidos
como un sonajero urdido de anhelos
que en secreto se te revelen al compás de mis suspiros.

jueves, febrero 17

Camino sola
fuegos grices contra surcos fúnebres
dibujándose, desvaneciéndose
trazándome laberintos
enredando salidas imposibles tras mis pies

Mi voz lejana se hace de piedra.
El cielo es una bóveda de acero
que hace llover gargantas ciegas y punzantes
infladas de angustia

Pensar...
sólo pensar
que tal vez el juego consiste en seguir dando vueltas.

Resistir
o
desistir
cuando ya nada te hiere más que
tu propia esencia.

viernes, febrero 11

Quiéreme
lo necesito.
Hazme escuchar las mismas palabras fallidas
que han enredado en mis oidos
mil y un sinsabores.
Pero ésta vez pronúncialas de forma suave
como la espuma
para que penetren hasta la última grieta
de conciencia y ansiedad
que estorban en mis entrañas.

No sólo es que me quieras
también preciso que me ames
con la furia del ébano de tus ojos embravecido
y la constante impaciencia de encontrarnos
entre el malva y el gris de los amaneceres
que desatan demonios
y despiertan girasoles.

Ven y sálvame
de la oscuridad que deja el silencio
cuando voy cazando fantasmas
en otras bocas que no me nombran.

Reclámame en gritos que derriben montañas
e intimiden océanos.
Búscame donde sabes que espero
ondulando deseos
bajo el vaivén de los sueños
que bostezan sin prisa
las esquirlas errantes de un recuerdo
quebrado en el tiempo.

jueves, febrero 3

Corre mujer hacia la gran puerta.

Desvalidos tus ojos de esperanza truncada
mudas tus manos cerrado tu vientre
corre a tientas ahora que de las sombras un descuido.

La luz turbia que aguarda detrás
es tu único camino.
Luz de sol negro
luz de muerte y espanto.

Corre! -voces te gritan-
pero tú, mujer, te acurrucas
y esperas
impávida esperas
a que la puerta vuelva a cerrarse.