Corre mujer hacia la gran puerta.
Desvalidos tus ojos de esperanza truncada
mudas tus manos cerrado tu vientre
corre a tientas ahora que de las sombras un descuido.
La luz turbia que aguarda detrás
es tu único camino.
Luz de sol negro
luz de muerte y espanto.
Corre! -voces te gritan-
pero tú, mujer, te acurrucas
y esperas
impávida esperas
a que la puerta vuelva a cerrarse.
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